Ningún hombre sabio pensó que un traidor podía ser confiado. Cicerón
Por estos días un mensaje, de tantos que nos llegan por las redes sociales, me llamó la atención, “usted no puede hablar de política sino ha robado”, extrapolado al caso del ilegítimo Presidente del parlamento nacional, Luis Parra, podemos decir que no se puede hablar de política sin antes corromperse, y es que este muchacho desde que incursionó en la política buscando su sueño de ser rico y famoso en ningún momento se cuidó de ocultar su agallas.
El Luis Parra, ese a quien Luis Martínez, columnista del diario Yaracuy al Día, expuso al escarnio público calificándolo de idiota hasta más no poder, sin reconocer que recientemente lo sacó del olvido con su ascenso en la política, pues no para de hablar y escribir sobre Parra, que salió más hábil que este buhonero intelectual, porque para adueñarse del partido político que Víctor Moreno llevó a Yaracuy, llegar a Diputado y hacerse con la presidencia de la Asamblea Nacional, así sea con trampa, se requiere de cierta inteligencia, dicho así para no hablar de avaricia, de codicia, porque eso es lo que uno ve en el paladín de la Fracción Clap al percatarse de quienes han sido sus mujeres, por lo menos cinco de las que tengo información, fueron instrumentos para conectarse con sus principales mentores.
Nombraré a sus parejas, más no a sus hijos, excepto una hija que explica su vinculación al actual gobernador del estado Yaracuy, cuya madre estableció su hogar con Luis Parra en un apartamento del gobierno, y su hermana, la de esa hija, es la consorte principal del mandatario regional. En tanto que la mamá de su hija mayor figura como empleada de confianza del responsable del más grande desfalco durante la gestión del gobernador yaracuyano inhabilitado Carlos Giménez.
Así de truculenta es la vida de Luis Parra, eso sin excedernos en el morbo que destilan sus relaciones de pareja, como la que tuvo con Mayra Giménez, hija del gobernador prófugo en Costa Rica Carlos Giménez, tan sólo con la intención de ponerse donde había que agarrar, como en efecto lo hizo, dejando la impronta de su desvergüenza en un hijo de su mismo nombre, al igual que sus dos otros hijos de diferentes madres.
La truculencia nos conduce a un lugar común en la política venezolana, el cabecilla de la Fracción Clap es un hombre sin escrúpulos, no tanto frío y calculador, más bien dócil, manejable, de esos que abundan en el oficialismo y la oposición, como lo demuestra Luis Parra con sus acciones después de venderle el alma al diablo, personificado por quienes le dieron cabida en el juego político por dos razones elementales, la primera, el hambre que traía era proporcional al precio que le pusieron, el cual él aceptó; derivándose la segunda razón, era el más fácil de manejar a un bajo costo, aunque para el significara un realero. Fue así, bozaleado, como ascendió en la política yaracuyana.
De la mano de sus mentores se hizo diestro simulando, desde el liderazgo que no tiene pero que usaron esos mentores para echar de Primero Justicia a otro arribista, Víctor Moreno, y también para que fuese el candidato a gobernador de la oposición en Yaracuy. Todo fue un plan preconcebido al final de la Avenida La Patria de San Felipe para que fuera el sucesor de Néstor León Heredia en su rol de parlamentario nacional que nunca cumplió, salvo para hacer sus negociados.
Por esa vía del servilismo y la codicia, más no de la inteligencia, llegó a la Asamblea Nacional, simulando hasta hechos punibles, el más elocuente fue el que hizo ya de Diputado en Rumbera Network con Grey Marife y Lisbeth, dos de sus mujeres, para favorecer un eventual salto de talanquera de quien le marca la pauta desde Miami simulando a su vez ser un perseguido político; por si eso fuera poco, también simuló hechos que ensombrecen sus declaraciones juradas, en las cuales no por casualidad aparecen involucradas dos de sus mujeres en el traspaso censurable de un apartamento.
Igualmente simula cumplir a carta cabal con sus deberes como parlamentario, para muestra un botón, cuando Luis fue Presidente de la Comisión de Ambiente de la Asamblea Nacional nunca reparó en el ecocidio causado en Yaracuy por los saques de arena aupados desde la gobernación del estado y de los cuales estaba en conocimiento absoluto dadas las reiteradas denuncias que consignó por ante su despacho el Teniente Coronel retirado y abogado Gustavo Villegas Julien. Huelga decir a quien beneficiaba su inacción ante la comisión de delitos que se han agravado en perjuicio de los yaracuyanos.
Entonces, no es de sorprenderse que hayan descubierto a Luis Parra al servicio del régimen a través de empresarios sancionados por el Departamento del Tesoro, menos que haya aparecido a las órdenes de diputados oficialistas tomando por asalto el parlamento nacional, insisto en que no es para sorprenderse, porque él, el diputado Luis Parra es una hechura del mismo régimen bajo el sello del PSUV regional en Yaracuy, eso sí, no es uno de ellos, está al servicio de ellos, para cuidar sus intereses y servir de comodín como en los actuales momentos.
Con su artificioso ascenso en la política creció su gusto por los equinos, especialmente por las yeguas ruanas, las de pelito amarrillo como viendo en ellas a sus mujeres, de las cuales hay una que ahora niega tener relación con él por temor a que echen del imperio a sus hijitos que están tramitando asilo con sendas comunicaciones del partido Primero Justicia, suscritas por el mismísimo Luis Parra, que los acreditan como perseguidos políticos. Hablando de mujeres y mentores, de meretrices y burdeles… para la próxima.
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