Son niños y su lucha supone ganarle la batalla a la vida. Esas horas en donde juegan, estudian y creen que se salvarán. Entre tanto, realizan actividades, crecen como el resto de los niños, pero son conscientes de que un día, alguno de ellos, caerá.
Según la Organización Mundial de la Salud, (OMS), el cáncer infantil es una enfermedad poco frecuente que representa entre el 0.5-4,6 % de la carga total de morbilidad por esta causa. Aunque no estamos preparados para asumirlo, a día de hoy, muchos niños aún mueren o recaen aunque se curan aproximadamente el 82 % de los afectados.
En este año, asociaciones y otras entidades reivindican una demanda sanitaria para los afectados, y que se les reconozca al menos el 33 % de discapacidad en el momento del diagnóstico.
Los médicos e investigadores explican la importancia de un abordaje precoz y un acompañamiento permanente del paciente, dado que, aunque cada vez las estadísticas son mejores, cada año se diagnostican entre 1300 y 1500 casos por año, y el niño ha de tener un abordaje multidisciplinar que no solo corresponde a la valoración de la enfermedad, sino la afectación en todas las áreas de su vida y, sobre todo, la adaptación a esa nueva realidad que le va a someter al dolor, al miedo y a la incertidumbre permanente.
De igual forma, se está estudiando el neuroblastoma; un tumor sólido que solamente se desarrolla en niños pequeños de dos a cinco años, y actualmente se ha conseguido identificar una molécula (vitronectina) que es capaz de influir en el crecimiento y en la metástasis de ese cáncer.
Por Ana De Luis Otero
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