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Opinión

Elecciones, el lobo feroz de la oposición Opinión por Sandy Ulacio

Columna Baile de Máscaras

El camino para la oposición venezolana ha sido tortuoso, eso es cierto. Tras llevar a cabo la elección para la Constituyente, el Consejo Nacional Electoral (CNE), presentó el 7 de agosto de 2017 la lista definitiva de partidos políticos que podrían participar en las elecciones regionales del 15 de octubre de ese año. En total, de 62 partidos políticos que existían en Venezuela, solo quedaron 22 habilitados para poder postular candidatos.

Posteriormente la Asamblea Nacional Constituyente, nueva jugadora contra los partidos, un decreto ilegalizando las organizaciones políticas que solo meses atrás habían sido reafirmados por el ente comicial.  Poco después a cinco partidos políticos se les permitió acudir por segunda vez a un proceso de validación de su militancia para poder postular candidatos, siendo estos: Primero Justicia, Acción Democrática, Voluntad Popular, Partido Unión y Entendimiento (Puente) y a la tarjeta de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Voluntad Popular también podría participar de este proceso, pero optó por no hacerlo.

En este momento cuando se habla de acudir a las urnas electorales la realidad de la oposición es que no existe un partido del llamado G4 habilitado por el CNE para participar con su tarjeta. De allí que entren en una disyuntiva desde el único poder que controlan, la Asamblea Nacional. Pueden aceptar el nuevo CNE y con ello buscar la reactivación de sus tarjetas, pero corre el riesgo que una vez hecho este trámite lo paralicen en la ANC o el TSJ.

O el otro escenario, mantenerse firmes y confiados en el reconocimiento internacional -quizás también con el miedo se ser calificados como colaboradores y ser entonces parte de los sancionados por EEUU- pero con el riesgo que sus partidos corran el riesgo de ser convertidos en franquicias y que los pocos salta- talanqueras se queden con la tarjeta y las siglas, aunque sin militancia.

Pero, además, los partidos tienen la difícil tarea de mantener que es necesario el cese de la usurpación para ir a un gobierno de transición que limpie las instituciones y cree las condiciones necesarias para las tan ansiadas elecciones libres. Criminalizar el voto – en cualquier momento porque no me conviene – es lo peor que pueden hacer los activistas del cambio porque luego deben explicar y convencer que sí es importante hacer.

Termino expresando que las democracias, aunque sean de papel, las podemos cambiar es votando, no hay otra vía, por lo menos no democrática.

Coyotes… Muchas historias nos contaron o vimos en películas sobre los llamados “coyotes”, esos personajes que pasaban a los ilegales por medio de la extensa frontera de Estados Unidos y México. Ya esa realidad está en la frontera que comparten Venezuela y Colombia. Las trochas se han convertido en un negocio sustancioso donde un niño puede costar $100, un adulto $150 y un enfermo o adulto mayor $200. Así que el negocio es atractivo a pesar de los riesgos a ser detenidos. El caso es que aquí no son ilegales o indocumentados tratando de entrar a un país distinto, son venezolanos regresando por necesidad a su país luego de caminar grandes distancias.

Ayuda… Ante los más de 2.219 kilómetros de frontera colombo – venezolana se hace imposible poder controlar cada trocha existente, así lo reconoció el gobierno colombiano a través de Juan Francisco Espinosa, Director General de Migración Colombia. Del lado venezolano tampoco pueden hacerlo las Fuerzas Armadas, pero cuentan con una ayuda adicional, y es que la mayoría de esta zona fronteriza es controlada por grupos irregulares como el ELN, las FARC y los paramilitares, quienes no aceptan incursiones en sus territorios y el costo puede ser la muerte.

Olvidados… En la columna anterior les mencionaba sobres las millonarias ayudas que entregaban a los países involucrados o afectados por la migración de venezolanos. Me quiero referir con especial interés a Colombia, primera escala de los viajeros obligados de mi tierra. Resulta que me llegan denuncias varias, entre ellas que a quienes intentan entrar a la embajada que administra el señor diputado en el exilio Tomás Guanipa, no los dejan entrar, ni siquiera a usar el baño, por “miedo a que se queden dentro porque la mayoría somos personas desalojadas por no poder pagar arriendos”. La segunda denuncia es que Colombia no permite que cerca de 400 venezolanos salgan de Bogotá en autobuses hasta la fronteriza Cúcuta, a pesar de contar con la empresa que les preste el servicio; pero, además, la Alcaldía de Bogotá, los quiere desalojar de un espacio que ocupan con un campamento improvisado obligándolos a caminar hasta después del peaje, porque una vez allí, están fuera de su jurisdicción. Pero, la que más preocupa, es que ya hay clínicas que están negando atenciones a venezolanos porque el gobierno colombiano no les cancela -tengo el caso de una clínica que tiene una deuda pendiente de 4.000.000 de dólares y no recibe respuesta oficial- desde principios de año. ¿Será que el embajador Guanipa se ocupa de estos temas o tiene como prioridad buscar dinero ofreciendo contratos para cuando cambie el gobierno?

HUM… Los casos de pacientes contagiados por Covid – 19 desbordaron la capacidad del Hospital Universitario de Maracaibo, al punto que el gobierno regional se habilitó un segundo hospital centinela, como lo es el hospital Chiquinquirá, muy cerca del mercado Las Pulgas, principal foco de contagio en la región zuliana. Lo que sí aplaudimos es que la recién nombrada directora del HUM, Alfonsina Romero, esté dotando al personal médico sanitario de los equipos de protección. Sin médicos ni enfermeras es difícil enfrentar esta crisis.

Verdes… La gasolina internacional nos tiene al límite y a merced de todo tipo de abusos. Mientras en Caracas las estaciones surten las 24 horas para evitar colas -y hasta focos de contagio de coronavirus- en las regiones eso es dependiendo del “humor” con el que se levanten los gobernantes, por lo que pueden ser 6,8 o doce horas. Pero también depende de si llegó a tiempo el despacho de la gandola con combustible, o si no hay mucha cola de VIP’s o apoyos; pero el mayor de los descaros es que, aunque dijeron que se podía pagar en bolívares -moneda de curso legal- al cambio de la tasa del día fijada por el Banco Central de Venezuela, la realidad es que, sin dólares en efectivo, no hay gasolina. Ahora, eso nos lleva a otra situación, comprar dólares a tasa libre en el mercado paralelo sin saber la procedencia de los mismos o incluso, como me ocurrió, comprárselos a un “bombero” de la misma estación. En esas estamos.

Detenidos… Leo un informe de la ONG Espacio Público que señala que desde que comenzó la cuarentena van 26 detenidos “por difundir en línea mensajes críticos a la gestión de Nicolás Maduro o autoridades públicas”, de los cuales “nueve fueron aprehendidas por mensajes o publicación de estados de Whatsapp”. ¿Qué dice la Constitución? Artículo 57 “Toda persona tiene derecho a expresar libremente sus pensamientos, ideas u opiniones de viva voz, por escrito o por cualquier otra forma de expresión y utilizar cualquier medio de comunicación y difusión, sin que se establezca censura. Quien ejerza este derecho, debe asumir la responsabilidad por lo expresado. Por otra parte, no se permite el anonimato, ni la propaganda de guerra, ni los mensajes discriminatorios, ni los que promuevan la intolerancia religiosa”. Denunciar o mostrar desagrado por la inacción o mala gestión de un funcionario, que además está en el cargo por elección popular y debe rendir cuentas, no es delito, y mucho menos de odio. El odio se demuestra menospreciando los derechos ciudadanos e irrespetando la Constitución para imponer la ley del miedo y con ella el silencio y la aceptación de lo que no es normal en una democracia.

“Nadie puede llevar una máscara durante mucho tiempo” … ¡Hasta el próximo baile!

Sandy Ulacio García

Periodista, asesor y analista político

bailedemascaras20@gmail.com

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