Video: así fabrican los venezolanos prótesis a bajo costo, pese a pobreza
En Venezuela no hay cifras oficiales sobre personas amputadas. El último censo nacional de 2011 solo revela que 1’454.845 ciudadanos presentaban alguna discapacidad, lo que equivalía en ese momento al 5,38 por ciento de la población.
Para 2021, en su informe sobre discapacidad y movilidad, la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (Ocha) contabilizó a 327 personas con discapacidad (sin especificar sus condiciones) en su plan de respuesta por la crisis humanitaria.
Aunque en las estadísticas no son visibles, en el día a día sí lo son. Cada vez son más los venezolanos que pierden alguna de sus extremidades producto de sarcomas, diabetes o accidentes. Luego de verse sin algún miembro, casi siempre inferiores, conseguir una prótesis pasa de ser una necesidad a un milagro, pues los costos son inalcanzables para un paciente promedio en este país.
En el mercado, un dispositivo puede tener el valor de 3.000 dólares, incluso 60.000, dice a EL TIEMPO Juan Carlos Restrepo, director de Zona Biónica. Restrepo, como él mismo dice, nació para “cambiar el concepto de las casas protésicas en el país”. Más allá de comercializar las prótesis, se encargan de acompañar, rehabilitar y motivar a los amputados porque “no es fácil perder alguna extremidad”.
En 2017, Zona Biónica ganó el premio Nacional de Ciencia y Tecnología de Venezuela al presentar sus modelos de prótesis 100 por ciento con materia prima nacional. Pero la historia no comenzaba ahí. “Surgió de la necesidad de darle a mi hermana una prótesis. Un sarcoma hizo que le amputaran una pierna, Norys murió y no pudo obtener su dispositivo”, cuenta Restrepo, quien nació en Cali, pero desde muy joven llegó a Caracas.
Desde entonces, Restrepo siguió su motivación para devolverle la alegría que no pudo ayudarle a conseguir a su hermana. Contra todo pronóstico reunió a varios especialistas para seguir con el sueño de realizar prótesis a bajo costo y regalarlas si fuera el caso. “En seis años hemos atendido a 500 personas”, dice con orgullo y lágrimas al recordar a Norys.
Si alguien no puede pagar, lo ayudamos para que colabore sólo con los materiales
En un taller sencillo en la zona popular de El Cementerio, en la capital venezolana, Restrepo trabaja junto a sus colaboradores, entre ellos José Bastidas, quien perdió una pierna en un accidente y ahora fabrica prótesis. Pasó de ser un cauchero a “ayudar a la gente”, repite.
Bastidas, padre de familia, un accidente de tránsito lo dejó sin una de sus extremidades. Poco a poco ha ido aprendiendo el oficio para especializarse. Ahora es él quien atiende a los pacientes, les toma las impresiones en yeso y luego en el taller hace parte de lo que será la nueva pierna.
Un dispositivo en esta empresa familiar puede costar 600 dólares, por debajo de los precios del mercado, “pero si alguien no puede pagar, lo ayudamos para que colabore sólo con los materiales”, narra Restrepo.
Mensualmente Zona Biónica entrega una o dos prótesis a través del programa Dibujando Sonrisas. En un mes pueden recibir hasta 200 solicitudes por una prótesis gratis a través del programa. “La idea es ayudar, ahora tenemos muchos niños con esta condición”, enfatiza Restrepo.
La empresa quiere también que los niños no se sientan excluidos al ver por ejemplo vitrinas con maniquíes o fotos de modelos sin esa condición. “Nos gustaría que alguno de nuestros pequeños pueda modelar ropa o zapatos, porque tener una prótesis es tener una vida normal”, dice Restrepo con ilusión.
En el país quedan unas 15 casas que se encargan de fabricar estos productos, muchas han cerrado por la crisis y deuda a los proveedores internacionales. En el caso de Zona Biónica, los costos son más bajos porque utilizan aluminio, acero y bronce de la industria nacional. Además, esperan abrir una sede en Colombia, en Cúcuta.
Restrepo cree que el conflicto armado ha dejado muchos amputados y esa es una razón por la cual quiere llegar a Colombia. “Nosotros queremos ayudarles”.El reto de llegar hasta Canaima en prótesis
Ir al Parque Nacional Canaima, en el estado Bolívar, al sur de Venezuela, representa todo un reto. Es necesaria una mínima condición física porque el trayecto es retador, aunque la recompensa lo vale. Los tepuyes del Roraima, ríos y la inmensidad del lugar vienen acompañados de caminatas de días y horas, todo para llegar a la cima.
Pero nada de esto parece un inconveniente, al menos no para Francis Galeno, quien podría convertirse en la primera mujer con una prótesis en llegar a Roraima y subir los tepuyes. Aún está en etapa de preparación para lograr este reto. Restrepo cuenta que además de ser una motivación personal, Galeno busca que otras personas con su condición sientan que nada es imposible.
Pero las prótesis de Zona Biónica han ido más allá. José Aranda es un amputado que con una prótesis de esta casa ha recorrido Suramérica caminando. Su travesía inició hace unos años y ha ido motivando a otros.
Zona Biónica quiere que cada vez haya más personas en el mercado laboral, que puedan tener una vida normal como el resto de las personas y no en los semáforos pidiendo colaboraciones debido a la falta de una prótesis como se observa en muchas calles del país.
Fuente ANA RODRÍGUEZ BRAZÓN
CORRESPONSAL EL TIEMPO
CARACAS
Comment here