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La milicia: un cuerpo innecesario para Venezuela, pero vital para el chavismo Por Manuel Tovar

Bancamiga

Nicolás Maduro anunció el 9 de enero que la milicia tiene 3.778.334 miembros. La cifra que pasó inadvertida ante el anuncio de ejercicios militares, plantea graves consecuencias en lo político, económico, social y militar.

Se desviaron la atención y se olvidó aún más rápido con las noticias de la volatilidad del dólar o el aumento del salario mínimo.

Pero sin duda alguna, de ser cierto lo planteado por el sucesor de Hugo Chávez la realidad podría implicar una serie de nefastas consecuencias para el futuro inmediato de Venezuela.

Viciada de origen

En palabras de Maduro, la milicia será una maquinaria aceitada…

“El pueblo en armas. Los brazos armados del pueblo”.

En su anuncio, el chavista afirmó que esta milicia consta de 1.159 agrupamientos de defensa integral, 14.383 bases populares de defensa integral en escuelas y liceos, 63.890 unidades populares de defensa integral con células de 30 a 60 milicianos y 181.435 comandantes de calle.

El mismo 9 de enero, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino, anunció que la próxima ley constituyente de la Fuerza Armada dará carácter popular al cuerpo, al incorporar a la milicia como quinto componente de la FANB, junto al Ejército, la Marina, la Aviación y la Guardia Nacional.

Rocío San Miguel, directora de la asociación civil Control Ciudadano, y Luis Buttó, coordinador del postgrado de Ciencia Política de la Universidad Simón Bolívar, coincidieron en la ilegalidad del “quinto componente” militar.

El cuerpo creado por Chávez en el 2005 como la reserva, y con antecedentes en los círculos bolivarianos, tiene un mínimo beneficio para el Estado venezolano pero resulta vital para el proyecto chavista que se fundamenta en la fuerza.

Un componente inútil

Para San Miguel hay razones legales y constitucionales, aunado a las circunstancias del poder militar venezolano que hacen absurdo hablar de una milicia.

Este origen, señaló la experta, es grave pues es una fórmula que esquiva las transformaciones autorizadas para modificar la Constitución, se burla de la Carta Magna y de los ciudadanos.

“En términos constitucionales la defensa militar de la nación corresponde en exclusividad a la Fuerza Armada Nacional. Hemos cargado con un lastre por 15 años de esta llamada Milicia Nacional Bolivariana que no tiene ningún sustento legal y que lamentablemente se ‘constitucionalizará’ a través de una ley emanada desde la asamblea constituyente”.

Asimismo, consideró que en términos operativos las Fuerzas Armadas tienen componentes, sistemas de armas y organización suficiente para la defensa integral de la nación.

Buttó afirmó que la conformación del cuerpo responde al cambio de la doctrina militar venezolana, para adaptarla de guerra convencional a no convencional.

Una sociedad militarizada

Buttó añadió que la milicia desde su concepción doctrinaria sirve de soporte directo al modelo político implantado en Venezuela en 1999, y responde a la militarización progresiva y sostenida de la sociedad.

San Miguel agregó que en el esquema moderno de guerra y defensa integral no existe justificación para el cuerpo más allá del control social.

San Miguel consideró que el modelo busca la segregación política porque es, como afirmó el comandante general de la milicia, Manuel Bernal Martínez, “un combustible de la revolución”.

Enfatizó que el momento escogido por el chavismo para la conformación de estas 14.383 bases populares de defensa integral, instaladas en colegios y liceos de Venezuela, busca crear una estructura ideológica y electoral.

“Eso no responde a los intereses nacionales. El principal problema para el que necesitamos una Fuerza Armada es la preservación de la integridad territorial y éste está vinculado con conflictos de guerra convencional, como por ejemplo la protección de fronteras”

La analista dijo que la adscripción directa a la presidencia significa la ausencia de rendición de cuentas.

“Hablamos de un organismo paramilitar, armado, al servicio de la Revolución. Que no nos quepa la menor duda, esto significará un nuevo modelo de aplastamiento de la sociedad”.

Buttó, a su vez, considera que la militarización implica expandir el espíritu militar en todos los intersticios de la sociedad.

El académico afirmó que la premisa es un mentís al sistema y canon democrático, en un país donde priva la militarización de la sociedad no puede hablarse con propiedad alguna de democracia.

Mantequilla o fusiles

Buttó agregó que el anuncio de Nicolás Maduro de uniformar a la milicia, trae consigo el viejo dilema consustancial de toda sociedad de elegir entre “mantequilla o fusiles”.

“Es un contrasentido que se decida uniformar a un cuerpo armado de esa magnitud, cuando el país tiene ingentes necesidades en términos de salud, de alimentación, entre otras”, dijo.

Señaló que, con el anuncio, el gobierno también contradice su discurso de que las sanciones impuestas por otros gobiernos le impiden tener acceso a las fuentes de ingresos.

“¿Cómo se explica que si no tiene acceso a la fuente de ingreso prefieran destinar dinero a armar la milicia que a alimentos y medicinas?

En ese comportamiento se evidencia una hipocresía absoluta del gobierno, en torno al discurso que mantiene de proteger a la población satisfaciendo sus necesidades”.

Además, rechazó la poca transparencia con la que se maneja el gobierno.

“¿Cómo se puede comprobar que las cifras de las que hablan son certeras? Y aún si fuera cierto, hay un contrasentido insalvable porque eso implica prácticamente construir un nuevo Estado; esa cifra de 3.5 millones de milicianos, supera a la de los empleados públicos”.

Insistió en que se estaría montando una especie de Estado paralelo. “Por donde se le mire es una locura que impacta sobremanera la institucionalidad venezolana”, afirmó.

Un costo muy alto para el país

San Miguel aseveró que es una deformación hablar de 4 millones de venezolanos inscritos en la milicia nacional bolivariana, pues es un costo que no soporta la nación.

“Maduro habló de ordenar a Cavim la dotación de botas y uniformes a dos millones de milicianos, esto como mínimo es un gasto de 90 o 100 millones de dólares, sin corrupción”, indicó.

Agregó que también se ordenó que se hicieran ubicaciones didácticas, de adoctrinamiento que comenzarán a utilizar estos milicianos en una suerte de “formación ciudadana” que supone más gastos para el país.

La logística de la movilización, alimentación, entrenamiento y seguridad social de esta milicia, al igual que el entramado de pertrechos de los que se les puede dotar, representa un costo alto a la nación.

“Hemos asistido a diferentes etapas: en 2004 con la lista Tascón; a través del Tribunal Supremo Justicia, utilizando decisiones judiciales para acabar con la oposición política; el encarcelamiento para controlar y acabar con la oposición; y este sin duda alguna es otro método de segregación política”.

San Miguel también cree que detrás del anuncio hay un negocio en marcha que terminará en otro escándalo de corrupción para el país.

Una anomalía institucional

Por donde se le mire es una anomalía institucional lo que está ocurriendo con la milicia, afirmó Buttó.

“Cuando construyes un organismo que es capaz de superar en términos numéricos al resto de los integrantes del Estado, se está pervirtiendo desde cualquier punto de vista la institucionalidad”.

Agregó que el Ejecutivo de Maduro maneja ese tema, al igual que muchos otros, con gran opacidad.

“No hay transparencia alguna desde el gobierno, que no rinde cuentas, que desprecia la opinión pública, que es autoritario y que dice lo que sea, sin que los ciudadanos que tenemos derechos a escrutar la acción del gobierno tengamos acceso a los mecanismos para hacer esa evaluación”.

Se desprofesionaliza la Fuerza Armada

Según Rocío San Miguel el tamaño de la fuerza armada nacional más real del que se tienen datos, es de 140.000 a 160.000 efectivos en los 4 componentes, mermadas por la enorme cantidad de solicitudes de bajas, el encarcelamiento de militares y la deserción.

Si nos basamos en los números que brindó Maduro, de 3.778.334 milicianos, significa que hay 24 de ellos por cada soldado profesional.

“Sin duda alguna, este paso es un paso muy claro en la desprofesionalización de la defensa militar venezolana”, dijo la directora de Control Ciudadano.

A su juicio esto causará una proliferación de armas en Venezuela, un país que no pudo controlar las armas ni siquiera en manos de las Fuerzas Armadas.

“Eso contradice el espíritu civil que debe regir en la organización de la sociedad, porque la cosmovisión es reacia al disenso, es reacia a la búsqueda del consenso y apunta a la imposición de las decisiones que tome el Ejecutivo”.

“Ahora se dotará de armas a 4 millones de venezolanos, esto en palabras sencillas es una monstruosidad y una irresponsabilidad histórica”.

Buttó consideró que el profesionalismo militar se mide cuando los militares no intervienen en política. Es una especie de tautología, el militar es profesional porque no interviene en política y no interviene en política porque es profesional.

Cuando existe un componente vinculado directamente con la actividad política, obviamente se desprofesionaliza el sector militar.

Ambos analistas coincidieron en que la milicia está vinculada al concepto pretoriano de injerencia militar en la actividad política. Señalaron que en las democracias los sectores militares están apartados de la participación política.

Quiebre en la institución

“Hay un profundo quiebre en la institución militar por la misma crisis, que no se manifiesta por el carácter represivo del Estado. La vía que escogen los militares para no aceptar lo que sucede es la enorme cantidad de solicitudes de bajas que se procesaron en los dos últimos años”, declaró San Miguel y agregó que el encarcelamiento de militares es el más alto de la historia.

Consideró que al estado actual de la revolución le fallaron los pilares fundamentales. Las bases del PSUV están desencantadas, frustradas por la situación de la crisis política, económica y la Fuerza Armada no escapa de ello.

“Esto lleva a la invención de la milicia nacional bolivariana, que no tiene líderes, es el anonimato, es el concepto manoseado de pueblo, de milicia, que viene bien para el control militar y social del país y de la institución”, señaló.

Cree que la invención es oportuna para el régimen ante la actual crisis de legitimidad y liderazgo de Maduro.

San Miguel manifestó que la conformación de una milicia armada, revolucionaria y popular, que dista de los elementos de profesionalización que requieren la Fuerza Armada moderna, es un quiebre. El desmantelamiento de la Fuerza Armada Nacional, se expresa en la desprofesionalización de una institución que fue orgullo en América Latina.

A esta fuerza profesional se le intenta sustituir por un sistema popular de control social, electoral, que se desconoce en lo que derivará.

“Por donde se le mire, es una anomalía institucional lo que está ocurriendo con la milicia”.

“En países donde hay este tipo de cosas, terminan derivando en grupos paramilitares y parapoliciales que agudizan el conflicto armado”.

“Las milicias existen en muchos países, el problema es cuando están al margen de la ley, representan una sola parcialidad política, no tienen control democrático y sirven de resguardo de esa parcialidad en el poder”, concluyó.

Imágenes: Daniel Hernández y AFP.

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