«He hablado con varios funcionarios en Venezuela hoy y comenzaré las reuniones mañana temprano. Hablar es una táctica», informa por sorpresa en el primer día de la nueva administración Richard Grenell, enviado de Trump para misiones especiales.
«Donald Trump es nuevamente presidente de EEUU. Y la diplomacia ha vuelto. He hablado con varios funcionarios en Venezuela hoy y comenzaré las reuniones mañana temprano. Hablar es una táctica», informa por sorpresa en el primer día de la nueva administración Richard Grenell, enviado de Trump para misiones especiales.
El anuncio de Grenell contrastó con la ausencia del tema Venezuela en el discurso de Trump, pese a la incidencia de lo latinoamericano en las nuevas decisiones del mandatario republicano.
Edmundo González Urrutia, ganador por mucha diferencia de las elecciones y reconocido como presidente electo por la antigua administración, fue uno de los invitados de un senador de la corriente de Trump a la ceremonia de investidura, junto al presidente argentino Javier Milei, el salvadoreño Nayib Bukele y el ecuatoriano Daniel Noboa, quienes si fueron invitados como mandatarios nacionales.
Más tarde, el nuevo presidente de Estados Unidos aseguró a preguntas de los periodistas, tras la firma de numerosos decretos ejecutivos, que mira a Venezuela «con mucho interés» y aseguró que no quiere su petróleo.
Preguntado por cómo se aseguraría que Maduro acogerá a los expulsados tras firmar un decreto sobre la suspensión del programa de admisión de refugiados, Trump respondió:
«Vamos a ver. Estamos mirando a Venezuela con mucho interés», dijo.
Trump añadió: «Es un país que conozco muy bien por varias razones. Fue un gran país hace 20 años y ahora es un desastre».
La trascendencia conferida al tema migratorio ya levantaba suspicacias en la oposición democrática, ya que se pretendería mantener las deportaciones entre ambos países, para lo que se necesita el acuerdo de Caracas.
Sabedor de que ese es su gran as bajo la manga, el gobierno de Maduro recibió desde la distancia a Trump con la propuesta de luchar de forma conjunta contra el Tren de Aragua, después de que fuera declarado como organización terrorista internacional.
«Una de las barreras que han impedido mayor avance en el juzgamiento de los integrantes del Tren de Aragua es el cobijo que reciben en territorio colombiano. La entrada de estos criminales a ese territorio fue facilitada por el ex presidente Iván Duque y su jefe Álvaro Uribe. De Colombia algunos de ellos se trasladaron hacia Estados Unidos a donde entraron con el apoyo de extremistas venezolanos corno Leopoldo López, Miguel Pizarro y Carlos Vecchio, apoyados por el homicida Gilber Caro (por un accidente de tráfico), hoy detenido en ese país: el FBI cuenta con varios testimonios que documentan estas viles acciones», acusó con un relato imposible la Fiscalía venezolana para aprovechar los nuevos vientos.
Uno de los puntos de la propaganda chavista es vincular a la oposición con el Tren de Aragua, la banda transnacional que se ha extendido por todo el continente gracias a la connivencia con el régimen revolucionario.
Tanto es así que la Fiscalía chilena acusó a Caracas de dirigir el secuestro, torturas, ejecución y entierro bajo una tonelada de cemento del militar rebelde Ronald Ojea en Santiago de Chile.
Para ello contrataron a varios sicarios del Tren de Aragua, incluido uno de sus líderes en Chile.
«Como institución garante de la legalidad, estamos comprometidos en la lucha contra el delito y dispuestos a retomar la cooperación penal con el Gobierno de los Estados Unidos para lograr la extradición de cualquier integrante venezolano de los grupos delictivos transnacionales que cometen crímenes a lo largo del continente», remarcó la Fiscalía.
«Vienen tiempos muy difíciles para los venezolanos que apostaban por Trump para resolver el tema venezolano. Por un lado está (el cubanoamericano Marco) Rubio, el ‘halcón’, pero por el otro Grenell, que es el pragmático. El lobby petrolero quiere flexibilización o levantamiento total de las sanciones, mientras que Trump quiere deshacerse de los indocumentados venezolanos. Creo que las posibilidades de un arreglo entre ambos gobiernos es mayor ahora», aclaró a algunos medios María Puerta Riera, profesora de gobierno americano en Florida.
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