Soc. Ender Arenas Barrios
Uno se acerca a la prensa venezolana y se encuentra con un sinnúmero de temas políticos, la mayoría propios en el debate opositor. Temas que ocupan centralidad fundamental en la vida del país, sobre todo en la vida de la oposición militante
Uno de esos temas, por ejemplo, es el tema de la Democracia, que durante los cuarenta años, que van del 59 al 98 había perdido su centralidad.
En ese período, el país se gobernaba mediante una democracia y como era una certeza no se discutía, no era el tema sobre el que se debatía en Venezuela. La democracia, su existencia, su vigencia y la convicción de que ella es la mejor forma de gobierno, se daba por descontado.
El debate se centraba en la corrupción y la crisis de los partidos, pero sobre la democracia como valor político cultural nunca se discutió. Solo apareció en los trabajos de la COPRE, pero al final nadie les paró.
Chávez la puso fugazmente en el centro del debate, cuando la adjetivó de protagónica, participativa y popular, pero rápidamente eso pasó al olvido para dar paso a un régimen híbrido que terminó en el autoritarismo cívico militar, con mayor preeminencia de lo militar y que hoy sufre el país.
Hoy, Democracia, es el tema que los sectores opositores discuten, y ella, es su tema central, pero, en realidad ¿es el tema de toda la gente? Obviamente no. Ese no es el tema que gobierna la vida de 32 millones de personas. Incluso ya hay sectores tenidos por “democráticos”que no tienen el menor deseo de ella y que en lugar de asumir la lucha por su recuperación empiezan a militar en otros tipos de regímenes políticos subordinados a proyectos dictatoriales globales (Vollmer, el empresario del Ron Santa Teresa jefatura un grupo denominado “Optimistas Anónimos, que pide que el país se rija por el modelo Chino, vale decir mercado más dictadura)
El chavismo alteró nuestra vida cotidiana, la gente perdió las certezas básicas. Durante el gobierno de Chávez, que dilapidó los mayores ingresos del país y hoy con Maduro a la cabeza, el régimen chavista ha producido la precarización de los venezolanos y el mejor ejemplo de ello es la llamada diáspora que hoy suma más de 4 millones de venezolanos que solo llevan miseria en sus maletas por casi todo el mundo. Esto significa una pérdida del 14% de la población y se espera que se eleve a un 25% para finales de año 2020.
La transición, ese otro de los temas que se discute en la oposición. Por supuesto, está ligado al tema de la democracia, porque de la transición que se habla es precisamente de la transición hacia un gobierno democrático. Aquí el debate es más duro. Sectores opositores radicales se pasean por una derrota de la dictadura, incluso una derrota militar, con la ayuda de una intervención armada internacional. La experiencia histórica de esta solución ha traído como resultando el establecimiento de un régimen político muy distinto a la democracia.
Frente a esta posición se levanta otra, que ha operado sobre una dinámica de “doble poder”, la oposición entre un orden autoritario, por un lado, jefaturado por el chavismo- madurismo y por otro una autoridad democrática que lo jefatura la oposición organizada que tiene como asiento de su poder la Asamblea Nacional. Esta última ha entendido, que una derrota militar del chavismo no está planteada, y que esto abre la necesidad de la negociación entre las fuerzas que se conducen democráticamente y las fuerzas del régimen dictatorial.
Obviamente el término negociación no significa pacto con las fuerzas dictatoriales, solo que la dictadura chavista tiene un carácter orgánico y su sustitución no va a producirse por simplemente por una crisis política que hasta ahora no ha podido transformarse como una crisis de Estado que rompa la unidad interna del aparato estatal, especialmente de su lado más oscuro: el represivo.
Hasta ahora ese sector de la oposición ha planteado un lago proceso de lucha política y social como el que ha llevado hasta ahora… No ha sido fácil, no es fácil y no lo será, pues, el autoritarismo que se enfrenta no es solo una estructura política sino que se ha transformado en una manera de ser la sociedad venezolana y, esta, debe convencerse de que no es este autoritarismo y esta dictadura la que hay que superar sino El Autoritarismo y la Dictadura.
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