El maldito virus Covid-19 está barriendo personas que hace apenas tres meses celebraban Navidades, fin de año, cumpleaños… en familia. Nunca nos imaginamos que serían las últimas que íbamos a compartir con nuestros seres queridos.
Un cielo de candelas
Hoy les lloramos… añorando la compañía y el abrazo que nunca pudimos darles en sus últimos momentos. Desde el confinamiento en las casas vamos haciendo los duelos como podemos, son extraños, raros… ¡no es fácil! Ningún familiar acompañó físicamente a quienes ya no están corporalmente entre nosotros, y tampoco a la familia nos abrazó nadie.
UN CIELO DE CANDELAS
Hoy contamos personas muertas
a las que no podremos abrazar,
y profesionales-currantes contagiados,
por el malévolo sistema abandonados
y entregados a su azar…
Una acuarela de lágrimas pinto al despertar
y por mi balcón salen chispas al recordar,
el tratamiento dado a este enfermar,
sin lo necesario para afrontarlo y curar.
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