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#OPINION Por el Soc. Ender Arenas Barrios: De «Leitos» y del miedo a votar.

Tengo la urgencia de escribir mi nota semanal y ahora mismo me debato escribir entre un tal “Leito Oficial”, un personaje con problemas de personalidad, de naturaleza histriónica, de los que abunda hoy en las redes sociales y de los miedos que el inmigrante venezolano tiene, dada las circunstancias migratorias que lo envuelve, para participar en el acto de la Primaria el día 22 de octubre.

De este “Leito oficial”, podemos decir, que, como todo histrión, busca constantemente atención. Profundamente soez y escatológico. Personaje que le hace daño a la imagen y a la percepción que se construye en los países destinos de la diáspora venezolana de la comunidad venezolana que está refugiada, protegida o exiliada en el exterior.

 Y, les confieso que de no ser por el video presentado por la periodista Gladys Rodríguez, jamás me hubiese enterado de su existencia.

Este tema lo he desechado, no pienso dar carrete a este personaje, que por lo demás no es el único.

El régimen chavista que llegó al gobierno bajo un sinnúmero de banderas reivindicativas, enarboló aquella que sentencia que se acabarían, de una vez por todas, los niños de la calle, también, el hambre y el desamparo sufrido por lo más pobres y que el país entraría bajo la revolución y el socialismo en la “era de plata” y pronto llegaríamos a lo que él llamó la “era de oro del país”.

Veinte y tantos años después, los niños de la calle de ayer, son hoy jóvenes adultos de calle, sin techo, muertos de hambres y que, en número impresionante, han dejado sus huesos en una selva de Centroamérica o en los semáforos de las grandes ciudades del mundo mendigando limosnas.

Precisamente en esas grandes ciudades del mundo y, especialmente, en las de Estados Unidos, pero también Bogotá, Lima y Santiago, ya hay demasiados “Leitos“, “Alex Viral” y un largo etc. de jóvenes con una conducta que a algunos avergüenza y, que, a mí,  me anima a pedir ayuda para que los internen en un hospital siquiátrico pero…. en Venezuela.

El otro tema, del que quería escribir, y del que solo tengo apuntes, es sobre el miedo de participar de miles (ya son millones) de venezolanos que en calidad de demandantes de asilo, refugiados y protegidos han sido acogidos por países que dada las circunstancias sociales, económicas y de seguridad han endurecido sus políticas migratorias con respecto a los venezolanos, como electores y colaboradores del proceso de primaria que los diferentes comandos que, se han activado en el extranjero, están organizando para el 22 de octubre,

El miedo es una emoción que ha acompañado a los venezolanos en esa terrible travesía que ha significado huir del país: miedo a la incertidumbre.

El futuro para, el, que se ha ido del país, es un futuro abierto que no puede ser calculado. “De miedo, también muere la gente” y en muchos casos no ha podido sacárselo de encima.

Aunque en honor a la verdad, el miedo, ha cambiado.

El que hoy tiene el inmigrante venezolano ya no es el viejo miedo, producido por las amenazas vitales que sobre él se cernían en Venezuela, y que se expresaba como amenazas a la integridad física (tortura, asesinato) y el miedo generado por el desamparo que le causa el deterioro de las condiciones materiales de vida (desempleo, costo de la vida, pobreza, etc.). Este, último, le sigue acompañando, pero con la seguridad que será resuelto, pues en los países que lo han acogido, ha renovado las esperanzas y los anhelos de una vida mejor.

Los “Leito oficial” son solo unos accidentes grotescos.

El miedo que hoy se apodera del inmigrante que vive en condiciones adversas en el extranjero, es un miedo difuso, un generalizado temor de perder el camino andado en sus procesos migratorios.

Ha sido duramente criticado. Pero, él, desea participar, desea votar por la opción que le garantice de una vez por todas superar la Dictadura que ensombrece al país y, para que, esta, nunca mas vuelva a posicionarse como gobierno en el país que se ha visto obligado a abandonar.

Pero tiene miedo y, la tarea de los diferentes comandos de primarias regados por casi un centenar de países, deberían informar si, en las condiciones migratorias de los miles de venezolanos que desean votar, pueden o no pueden participar de un proceso de la que sabe le va la vida.

Yo quiero esperarlo el 22 de octubre, tal vez juntos podamos conjurar los miedos. Esos que todos tenemos y que nos obliga a vivir una vida sin vivirla.

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