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#OPINION Por José Luis Méndez La Fuente: 10 de enero, una fecha incierta

Tres meses después de las elecciones presidenciales del 28 de agosto pasado y sin que se hayan producido, dentro de lo que se conoce, sucesos o acontecimientos políticos significativos de última hora con el impacto suficiente para modificar la actual crisis política de Venezuela, los venezolanos se encuentran en el medio de una calma que para muchos puede presagiar la tormenta que está por venir o por el contrario verse como el anticipo de una situación ya conocida y que ahora cinco años después se repite o está a punto de reproducirse.

Nos referimos a que estamos a las puertas de que el próximo 10 de enero se juramente, con el objeto de tomar posesión de su cargo, el nuevo presidente electo de Venezuela.

Pero la pregunta que cabe hacerse es si lo hará Maduro aprovechando que tiene el control de la Asamblea Nacional, órgano ante el cual se debe cumplir con esa formalidad esencial del juramento de conformidad con la constitución, o si será Edmundo González quien lo haga, tal como lo ha venido anunciando en sus últimas declaraciones con la promesa de que no será un presidente en el exilio.

En cualquier caso, se trata de una formalidad que en tiempos de normalidad constitucional no debería causar extrañeza ni crear un clima de tensión en los millones de venezolanos que llevan muchos años esperando un cambio radical de gobierno.

No obstante, la historia reciente de este último cuarto de siglo nos indica que esa fecha del 10 de enero que se señala en el artículo 231 de la Constitución venezolana ha sido poco o nada respetada. La primera vez en que tocaba aplicarla, con el fin de darle cumplimiento a esa formalidad de la juramentación ante el Congreso o Asamblea Nacional como requisito, recogido dicho sea de paso en constituciones anteriores, para asumir el cargo de presidente de la República, ocurrió el 19 de agosto del año 2000 cuando Chávez fue investido para un primer periodo como presidente de la República, dentro del marco de la Constitución de 1999, luego de haber ganado los comicios del 30 de julio de ese mismo año.

Es decir, que la recién estrenada constitución, apenas aprobada en lo fundamental en diciembre de 1999, fue violada e irrespetada en su debut, sin ningún tipo de miramientos.

Tras su reelección como presidente el domingo 3 de diciembre del 2006, Chávez se juramenta, ahora sí, y no obstante que sus seis años de presidencia concluían el 19 de agosto del 2006, el 10 de enero del 2007, lo que fue interpretado como una irregularidad que en la práctica alargaba seis meses su periodo presidencial más que como un acto de obediencia o de apego a la norma constitucional, que contradecía, al mismo tiempo, su juramentación anterior efectuada cuatro meses antes del 10  de enero del año 2001.

¿Por qué antes no y ahora sí? Era la pregunta que muchos se hacían.

En enero 10 del 2013 cuando le correspondía asumir el cargo para dar inicio a su tercer periodo presidencial, Chávez no pudo juramentarse por las causas ya sabidas, produciéndose un entuerto constitucional de proporciones similares a las de un golpe de Estado,  hecho al que ya nos hemos referido en escritos anteriores, que derivó en la sorprendente continuación de Nicolas Maduro en su cargo de vicepresidente en representación de un Chávez electo, pero aún sin ungir, en el nuevo periodo presidencial que se inició al margen de cualquier lógica constitucional.

Oficializada la muerte de Hugo Chávez, se convocan nuevas elecciones el 14 de abril del 2013 y Maduro como ganador de las mismas es juramentado cinco días más tarde. 

En mayo del 2018, aunque Maduro es declarado el triunfador de unas elecciones presidenciales adelantadas y cuestionadas, la comunidad internacional se niega a reconocerlas, por lo que rechaza igualmente su subsiguiente juramentación del 10 de enero del 2019 como presidente reelecto, evento político con un desarrollo posterior y unas nefastas consecuencias conocidas por todos, pero cuyo desenlace luce incierto.

Una historia reciente que centra en el próximo 10 de enero su reivindicación total con la juramentación de Edmundo González Urrutia como presidente en funciones.

En resumen, que si bien el 10 de enero aparece expresamente consagrado en la letra de la constitución, lo cierto es que solo se ciñó a ella la toma de posesión del cargo de presidente de la República correspondiente al periodo:

Enero 2007- diciembre 2012.

Las demás presidencias, tanto la primera, como la tercera de Chávez, esta última convertida a la postre en la primera de Maduro, se iniciaron con la juramentación respectiva en fechas diferentes.

El presidente electo por los ciudadanos en las elecciones del pasado 28 de agosto, sería ideal que se juramentara y asumiera su cargo el 10 de enero del 2025, pero si no lo hace ese día impedido por circunstancias que escapan al alcance de este artículo, ya sabemos ahora que podría hacerlo en cualquier otra fecha, precedentes sobran, ante la Asamblea Nacional o en su defecto ante el Tribunal Supremo de Justicia, ambos organismos en manos del oficialismo; esta, sin embargo, es otra historia.

José Luis Méndez La Fuente

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