“El éxito no es definitivo, el fracaso no es fatídico. Lo que cuenta es el valor para continuar.”
Juan Miguel Avalos
El título nada tiene que ver con el grupo musical O07 de la década de 1970, sino que entrado el 2020 ya los venezolanos leíamos los reportes diarios de la propagación y primeros fallecimientos causados por el Covid-19 en el mundo cuando, desde entonces, ha arropado con su sombra a todos los países en cualquier rincón de la tierra como lo hace una nube cuando tapa los rayos del sol.
El 16 de junio el médico zuliano, Samuel Viloria, abrió entre los primeros, las estadísticas de fallecidos en nuestro estado. En esos primeros días, semanas y meses quizá no fue mucho el impacto que nos producía la noticia que leíamos en las redes o nos enterábamos por el comentario de un amigo, familiar o revisando los diarios venezolanos en la internet. No sabíamos mucho de lo que pasó en Wuhan, China, desde donde si fue un murciélago, serpiente, perro, gato, rabipelao o las manos humanas en un laboratorio las que dieron vida a un virus asesino, ese secreto sigue siendo todavía un enigma. Lo cierto es que a más de un año lo que menos hoy terminan de aclarar es de cuál ambiente provino el causante de millones de muertes. Aquí y en la China toda muerte es dolorosa a pesar que el difunto (a) no lo hayamos conocido, pero duele más que los decesos hayan ocurrido y sigan produciéndose en la patria de Simón Bolívar por ausencia, letargo, improvisación y falta de respuesta oportuna, inmediata, por el lamentable mal manejo en el abordaje gerencial para el desarrollo de políticas públicas en el sector salud, donde el gobierno de la Revolución Bonita ha sido el único responsable, porque pudo haber evitado, o al menos disminuido, la estadística de muertes causada por esta enfermedad. Un ejemplo de eso es que hasta el 21 de este mes, 58 médicos venezolanos —un mes sin terminar de pasar —el Covid-19 los ha despedido del plano terrenal. Muchos de ellos en la primera línea de batalla como otros profesionales de la salud, perdieron la vida sin vacunación que los protegiera.
Denigrante es leer en las redes sociales que voceros de la Federación Médica Venezolana, FMV, o del Colegio de Médicos del estado Zulia, COMEZUL, lleguen a casi el extremo de pedir de rodillas la vacunación de sus agremiados y de la población en general. No a paso de morrocoy o a cuenta gotas cómo viene pasando por la sencilla realidad que las dosis que llegan al país han sido traídas de poquitas en poquitas, cuando nuestra población interna —millones que están afuera ya están vacunados— supera los 25 millones de almas.
Es una verdad que han pretendido tapar cómo quién intenta hacerlo con un dedo para que los rayos del sol no lo toque. Muy tardía, a paso lento y sin asignarle la gravedad del momento a una emergencia ha sido la respuesta del gobierno revolucionario para enfrentar una pandemia que desde sus inicios ya anunciaba sus consecuencias. No obstante, no hubo gerencia, disposición y previsión de estar entre las primeras naciones del mundo gestionando en la puerta de las farmacéuticas por adelantado la compra a futuro de millones de dosis de la vacuna milagrosa —hoy existen 11 distintas marcas—que esa industria en distintos continentes comenzó a producir desde hace rato, pero más fácil y cómodo ha sido escudarse en la insolvencia financiera de un modelo de gobierno que ha derrochado, despilfarrado y agotado las riquezas del país y justifica la ausencia de la dosis a tiempo por culpa del bloqueo económico que el gobierno “pitiyanqui” y la derecha mundial le ha impuesto a Venezuela cuando no ha sido la verdad. Eso lo han denunciado voceros de nuestra Iglesia católica.
La verdad es que demasiado es el tiempo que ha perdido la burocracia revolucionaria por lo que no deja de tener razón aquello de que “el tiempo perdido hasta los santos lo lloran” porque el costo en vidas ha sido injustificable, sin excusas, entre hombres y mujeres —profesionales o no—en edades productivas con lo que las familias y Venezuela siguen perdiendo nuestro mejor recurso: la vida de sus hijos.
Es causa común que a más de un año de confinamiento algún familiar, amigo o conocido de la urbanización, barriada o sector popular alguno de nosotros haya perdido.
¿Acaso muchos de esos decesos pudieron evitarse?. No me queda la menor duda que si. Ha sido cuestión de tiempo lo que hoy nos aterroriza, porque es que ya cuando leemos en las redes sociales y medios de comunicación sobre las muertes diarias no se trata de nombres, apellidos o profesiones de personas desconocidas. No, es triste decirlo, pero son ya integrantes directos de la familia, cercanos del entorno, amigos de toda la vida o conocidos que nos llegamos a cruzar en la parada del autobús, en la panadería o en la esquina cercana de nuestros hogares o fuimos amigos, compañeros de trabajo o estudiamos en el liceo o la universidad. Ellos, lamentablemente han partido prematuramente.
Debe recordarse que fue el 29 de diciembre de 2020 cuando Venezuela y Rusia firmaron un contrato para el suministro de 10 millones de dosis de la vacuna Sputnik-V. Es el 13 de febrero del siguiente año cuando llega el primer lote, el 6 de marzo otro y así, sucesivamente, arriban otros envíos de los diez millones pautados con lo que el 18 de febrero inician el plan de vacunación donde obviamente los primeros afortunados fueron los líderes de primera línea de la Revolución, los parlamentarios de la AN electos el 6D y el resto del medicamento milagroso fue distribuido para el personal sanitario. No obstante, no estaban todos los que son ni estaban todos los que han debido estar, porque como antes dije los lotes que llegaban podrían tratarse de 300 mil dosis o 50 mil, pero nunca volúmenes superiores que de verdad habrían evitado muchos decesos. A ese ritmo lo ha dicho la Academia de la Ciencia tardaremos demasiado tiempo para lograr la inmunidad de rebaño. Otra de las vacunas que ha ido llegando es la patentada por la República Popular China. Alguien del gobierno que explique, —no que confunda más—, porque sólo dos de 11 en el mercado son las disponibles para Venezuela, Mientras que la cubana Soberana 2 es todavía aspirante a vacuna sin confirmación de su eficacia por la Organización Mundial de la Salud, OMS, y otras agencias sanitarias internacionales.
En tanto el jefe de Miraflores, Nicolás Maduro Moros, ha denunciado muchas veces el “bloqueo de recursos de su gobierno congelados en el exterior para la compra de un lote de vacunas”. Sin embargo tras semanas de guanteo verbal entre el jefe del Ejecutivo y el dirigente opositor Juan Gerardo Guaidó Márquez el impasse por la paternidad del ¿dónde saldría el dinero?, el primero anunció que “habían conseguido un dinero” y el segundo asomó también los dientes por si había que empujar la carreta del dinero para que —a través del mecanismo Covax— por fin se concretara la compra de un lote superior a la cinco millones de dosis que próximamente deberán llegar al país.
Esperamos de verdad los venezolanos repuestas serias, nada demagógicas y si oportunas porque ya está bueno de mentiras, burlas y mamaderas de gallo cuando lo que está en juego es la vida tuya, la mía y la de millones que no merecemos este trato en una nación que es de todos y no de una parcialidad, grupo o sector de poder que ha administrado las riquezas de un país rico, pero empobrecido por el populismo y la demagogia como si se tratara de una unidad de producción agrícola. Ojalá y no tengamos que preguntarle a nadie ¿por qué murió?.
José Aranguibel Carrasco
CNP-5003
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