La participación de los ciudadanos en la vida política y social es un derecho humano con el que nacemos y que debe ser respetado, es parte de las garantías que protege la libertad de cada individuo contra la represión, discriminación y la vulneración de los mismos por parte de gobiernos o el Estado.
En el caso de Venezuela, existe una violación sistemática, el chavismo ha convertido este tipo de actos atroces como parte de su concepto y ni con recomendaciones de la ONU, ha hecho nada por cambiarlo. Para nadie es un secreto que en nuestro país no se resguarda la integridad física de los ciudadanos y mucho menos la mental, situación que agrava mucho más la crisis que vivimos y nos aleja de esa sociedad plena, de oportunidades por la que trabajamos y anhelamos vivir.
Alrededor del mundo miles de ciudadanos llevan a cabo la defensa de los derechos humanos, acción por la que son objeto de hostigamiento, estigmatización, detención y hasta son asesinados, ya que para algunos, va contra sus planes de dominio o control social. Un ejemplo de la lucha contra la justicia fue el de Martin Luther King, quién trabajó contra la segregación racial y la desigualdad en EE UU, y que pese a su muerte, aún continúa latente todo el esfuerzo realizado.
Cuando pasamos días sin agua o electricidad, criminalizan nuestra protesta en las calles, golpean o se llevan detenido al vecino por alzar su voz contra las injusticias, se están vulnerando nuestros derechos. Y parte de la lucha que llevamos a cabo es para que en las instituciones impere la justicia e imparcialidad, y sean parte del progreso y la democracia que queremos para nuestra Venezuela.
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