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Carta abierta al nuevo secretario general de la OEA por Albert Ramdin Por Robert Alvarado

En Venezuela no hay casos de corrupción. En Venezuela existe un estado de corrupción total… Rafael Simón Jiménez

Cuando escribo una carta, busco con mi pluma cambiar la historia, como lo han hecho grandes hombres en el discurrir de la humanidad.

De las cartas más emblemáticas, tenemos las epístolas del nuevo testamento en la Biblia, que guiaron en la formación del cristianismo. Existen otras esquelas famosas: la de Napoleón Bonaparte a Josefina, diciéndole, con ansias: “Muchos días no me escribes.

¿Qué haces entonces? No es que esté celoso, amor, es que a veces me preocupo. Tus cartas son la alegría de mis días, y mis días de felicidad no abundan”. Cristóbal Colón le escribió a los Reyes Católicos:

“En las Indias no he hallado monstruos, ni noticias. […] Ellos no son más deformes que los otros, salvo que tienen costumbre de traer los cabellos largos como mujeres”.

Mahatma Gandhi, en una esquela a Hitler, le manifestó: “De acuerdo con sus propios escritos y pronunciamientos, así como los de sus amigos y admiradores, no cabe duda de que muchos de sus actos son monstruosos e impropios de la dignidad humana”.

De modo que esas manifestaciones escritas, con un carácter personalísimo, han marcado en la historia un antes y un después. Anteriormente, se enviaban por correo o servicio postal. Ahora se deslizan por medios electrónicos.

El catire Donald Trump, que por estos días es muy nombrado, también ha escrito sus carticas. Estas tienen potencial de incidir en el curso de la historia. Una de estas la dirigió a Kim Jong-un. En su acostumbrado lenguaje directo, le dijo:

“Usted habla de su capacidad nuclear; pero la nuestra es tan colosal y poderosa que ruego a Dios que no se tenga que usar nunca […]. El mundo, y Corea del Norte en particular, han perdido una gran oportunidad para una paz duradera”. Desde otra perspectiva, más literaria, poética, Frida Kahlo exteriorizó por escrito sentimientos a Diego Rivera: “Mi cuerpo se llena de ti por días y días. Eres el espejo de la noche. La luz violenta de los relámpagos. La humedad de la tierra. El hueco de tus axilas es mi refugio. Mis yemas tocan tu sangre”.

Son muchas las cartas que pudiese rememorar. Lo hago como preámbulo para escribir unas cortas líneas al señor Albert Ramdin, nuevo secretario general La Organización de Estados Americanos (OEA). El objetivo es advertirle sobre una realidad a la cual deberá prestarle especial atención.

Recuerdo, señor Albert Ramdin, que en 2005 se estrenó como Secretario General Adjunto de la OEA. Cargo en el que estuvo dos mandatos consecutivos, hasta 2015.

Eso fue cuando estuvo al frente de esa institución José Miguel Insulza. Hoy muchos señalan a Insulza con el dedo acusador.

Le endilgan cierta cercanía con el régimen venezolano, al punto de despreciarlo, pues habría sido cómplice, timorato, ante los crecientes casos de violaciones de derechos humanos observados en el Estado venezolano. Al parecer, fue muy complaciente con el gobierno de Chávez, por más que éste lo llamara Insulzo.

Es una realidad alto conocida por usted. Aspiramos en Venezuela que no se repita bajo su mandato, pues confirmaría la tesis de que esa organización se está viniendo a menos. Además, su capacidad para promover decisiones consensuadas en los asuntos de interés para el Continente Americano habría mermado.

Señor Albert Ramdin, para nadie es un secreto que la organización que usted hoy preside ha recibido innumerables denuncias. Estas denuncias son sobre la situación de los derechos humanos en Venezuela.

Es cierto que existe un considerable retraso procesal en el trámite de esas denuncias. Sin embargo, ello no debe convertirse en silencio total o en justicia tardía. Esto, a fin de cuentas, no contribuye en nada a lograr un orden de paz y de justicia. La paz y justicia son uno de los principios de la Carta de la OEA.

En ese sentido, que no pase con usted lo que ocurrió con Insulza. De él, muchas personas se han atrevido a decir que recibió dádivas provenientes de la petrochequera. Eduardo Casanova, en páginas digitales, al respecto, aseguró:

“Lo corrompieron, o los que deberían vigilar el funcionamiento de las democracias en el mundo, ni han dicho nada ni parecen interesados en los venezolanos, que al fin y al cabo son ricos y tienen su petrochequera, además de ser en su mayoría mestizos, inferiores e imperialistas…”. Mucho de esto es la cruda verdad.

Señor Albert Ramdin, ante este organismo se han denunciado casos como el cierre de RCTV. Este es uno de los casos de más grave violación de derechos humanos en Venezuela.

La forma en que se ejecutó colocó en la absoluta indefensión a todas las personas que eran o son miembros de esa gran empresa. RCTV es una empresa presente en el corazón de todos los venezolanos.

La Corte Interamericana dictó sentencia, pero su Dirección de Seguimiento de Cumplimiento de Sentencia es poco lo que puede hacer para ver cristalizado ese dictamen interamericano.

Con esto quiero insistirle en la necesidad de que sea más eficaz en la materialización de los principios. Estos principios son la base para el mantenimiento de la paz y la seguridad interamericanas. También son necesarios para el desarrollo de los propósitos de la Carta de la OEA.

Insisto en ello porque las denuncias de hechos contrarios a esos principios se cuentan por centenares. Estas son realizadas por ciudadanos afectados por las ejecutorias del régimen venezolano desde antes de entrar el Siglo XXI. Esto ha ocurrido, en muchas ocasiones, por exhibir una posición crítica o de protesta frente a una gestión de gobierno notoriamente antidemocrática.

También insisto en el cumplimiento de sus obligaciones, porque usted, señor Ramdin, estuvo al lado de Insulza. No voy a sacar conclusiones apresuradas. Solo me atengo a lo dicho por usted para promover su candidatura, con base a un hecho: tener “más de 25 años de experiencia en negociación internacional, diplomacia multilateral, asistencia para el desarrollo y ejecución de políticas públicas”.

Esperamos que esa experiencia no incluya experticia en baipasear o pasar por alto crudas realidades respecto a los derechos humanos con implicaciones antidemocráticas. Esta conducta fue exhibida por Insulza.

Todo un desafío Mister Ramdin. Tome en consideración que su candidatura fue impulsada especialmente por los países del Caribe y los gobiernos progresistas de la región. Estos países son Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, México y Uruguay.

No obstante, lo felicito por su triunfo. Seguramente este lo llevó a tomarse unos cuantos borgoe gold rum. Espero que no haya sido para olvidarse de nuestra crisis humanitaria compleja ni para emular a Insulza. ¡Éxitos, Mister Ramdin!

Cualquier información o sugerencia por robertveraz@hotmail.com robertveraz@gmail.com grsndz629@gmail.com   o bien por mí teléfono 0414-071-6704 y 04141574645. Además pueden leer esta columna en mí página Web: https://robertveraz4.webnode.es/  y sigan mis comentarios y opiniones por @robertveraz en twitter e Instagram. Pueden ver mis videos en YouTube: Tips de @robertveraz. ¡Hasta la próxima semana, Dios bendiga a Venezuela!

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