Desde que están en la universidad, a los periodistas se les enseña a escribir noticias utilizando el respetado formato de la pirámide invertida, donde la información más importante debe ir al comienzo de la historia, respondiendo a las cinco preguntas clave: qué, cuándo, cómo, dónde y por qué. Pero esta era de la posverdad y la desinformación en la que vivimos está demandando nuevos formatos para dar a conocer lo que sucede en el mundo”. El autor de este texto es Hernán Restrepo, colombiano y gestor de contenidos de la Red Ética de la Fundación Gabo. Con este párrafo, abre un muy interesante artículo que vale para actualizar algunas estrategias destinadas a desmontar operaciones basadas en falsas informaciones, informaciones tendenciosas sesgadas.
Restrepo explica que el lingüista norteamericano George Lakoff propuso un instrumento tan simple como efectivo para aportar claridad y certeza a los destinatarios del trabajo periodístico: lo denominó “sándwich de la verdad”, un instrumento para desmentir la información falsa que circula, de tal forma que el cerebro humano entienda claramente por qué se está enfrentando a una pieza de desinformación.
Es un procedimiento al cual podemos acudir cuando no hay más remedio que incluir la falsedad en el desmentido. Consiste básicamente en tres pasos que serían las tres capas del “sándwich”: Y lo explica así:
1. Pan: comience siempre por la verdad acerca del hecho. Este primer marco mental ya brinda una ventaja desde el punto de partida.
2. Carne (o cualquier otro relleno): después, incluya la falsedad que quiere desmentir.
3. Pan: vuelva a reiterar la verdad, para insistir en el mismo marco mental. Adicionalmente, explique las diferentes consecuencias de aquella falsedad podría tener, en contraste con la información verdadera”.
Según explicó Lakoff en su podcast Frame Lab, la idea del “sándwich de la verdad” se le ocurrió –dice Restrepo– “al ver cómo el ex presidente de los Estados Unidos Donald Trump recurría con una frecuencia aterradora a la vieja estrategia de repetir una mentira tantas veces hasta que sus seguidores creyeran que era verdad”. Lakoff ampliaba así sus conceptos: “Los políticos están recurriendo a la estrategia de repetir mentira tras mentira tras mentira para hacer que su mensaje cale entre sus electores. Para combatir esto, es necesario encasillar la historia en un marco mental, donde la mentira quede atrapada en medio de dos afirmaciones verdaderas”. El criterio vale no solo para la política: también para otros espacios (economía, sociedad, cultos, deportes).
El comunicólogo mexicano Luis Antonio Espino dedicó una reciente columna en The Washington Post en Español a la propuesta de Lakoff, puntualizando cómo este método de comunicación puede ayudar a las autoridades de países latinoamericanos a convencer a la población sobre la seguridad de la vacuna contra el coronavirus, cuya distribución ha encontrado resistencia en la ciudadanía debido a tanta desinformación antivacunas que circula actualmente. “El reto para las autoridades es encontrar el punto de equilibrio en la escala del miedo”, sostiene Espino.
En Argentina, a las campañas de desinformación que motorizan los grupos antivacunas y ciertos medios comprometidos con algunos intereses de laboratorios productores, se suman de manera irresponsable comunicadores que hacen abuso de su presencia en medios electrónicos y gráficos para defender intereses espurios. Un buen sándwich vendría bien para desmontar sus operaciones.
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