No podremos hacer el socialismo sobre cadáveres. Se entiende entonces la urgencia que debe animarnos en este momento para levantarnos de la complicada situación de nuestro pueblo.
El término conlleva la idea del cambio. De la superación de una situación presente para construir otra diferente de vida mejor, digna, en justicia, en libertad.
Cuando una situación se hace insoportable para la vida del colectivo, cuando el ambiente se hace irrespirable, se integran muchos factores. Convergen allí quienes piensan que solamente se trata de un quítate tú para ponerme yo. Estos han sido tradicionales en nuestra historia política. Vale el ejemplo de un líder del siglo XXI que respondió a quien le preguntaba porqué su bando tomaba un nombre y un color de bandera, cuando mandaban los amarillos y/o los azules, este líder respondió, que lo hacía porque los otros ya habían asumido el nombre y la bandera contraria.
El contenido y alcance de los cambios que han propuesto las “revoluciones” criollas, han tenido sus matices. Recuerdo de las lecturas de quienes trataron de relatar la historia del M19 en Nueva Granada, una expresión de un romántico costeño granadino, Jaime Bateman Cayón, diciendo que en su país era tan revolucionario que se aplicaría la Constitución de su patria.
Nada distinto ocurrió al interior de nuestro Movimiento Bolivariano en su construcción inicial. Allí teníamos lo que ha sido tradicional en la política venezolana: Sencillamente nacionalistas con una visión cotidiana de la historia y de la sociedad, social cristianos progresistas, marxistas ortodoxos, marxistas críticos de la situación que eclosionaba en la Europa Oriental. Pero un centro de dirección con una orientación ética, de principios morales, con convicción de servicio y animados por una idea romántica de patria. Un centro bolivariano, nacionalista, desprendido de ambiciones personales.
Por eso establecimos círculos concéntricos de compromiso, desde los cuarteles, para organizar y mover hacia la acción un grupo tan diverso, como el que emergió a la luz pública hace casi 28 años. Pero el elemento común, el objetivo del Estado y del Gobierno tan manoseado que planteó el padre Bolívar: ” Dar a nuestro pueblo la mayor suma de felicidad, la mayor suma de estabilidad posible”.
Esto debemos buscarlo, más que dogmas sobre la forma para superar el dilema de la batalla presente. Solo con seres humanos podremos hacer los cambios y construir la nueva realidad social y política. No podremos hacer el socialismo sobre cadáveres. Se entiende entonces la urgencia que debe animarnos en este momento para levantarnos de la complicada situación de nuestro pueblo.
fariascardenas@gmail.com
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